Una serie de estudios que comenzó meses después del accidente nuclear en Fukushima en 2011 ha sido publicada en la revista científica Journal of Heredity, mostrando las serias consecuencias de la filtración de radiación.
Los estudios han mirado a un rango de organismos no humanos y mostrados el daño genético, mutaciones y el declive en la población de estos como resultado del desastre.
Un número creciente de los resultados empíricos de los estudios realizados en aves, monos, mariposas y otros insectos sugiere que algunas especies se han visto seriamente afectados por las emisiones radiactivas relacionadas con el desastre de Fukushima.
Todos los estudios publicados, comparten la hipótesis de que una exposición baja a radiación ionizante, cómo la que precedió a Fukushima, provoca daños genéticas e incrementa los rangos de mutación tanto en células reproductivas como no reproductivas.
Un estudio que analizó las mariposas comunes azules, encontró reducción de tamaño, retraso en el crecimiento, alta mortalidad y anormalidades morfológicas tanto en mariposas de los sitios contaminados como a su descendencia. Algunos resultados incluso sugieren que las mariposas de Fukushima podrían haber evolucionado resistencia a la radiación.