domingo, 29 de septiembre de 2013

Una isla que brotó por el terremoto en Pakistán


Apenas media hora después del terremoto que sacudió Pakistán el martes pasado, los pobladores del pueblo costero de Gwadar se quedaron atónitos al ver emerger una nueva isla del mar, a sólo un kilómetro de la costa, según reporta BBC Mundo. Bahram Baloch, un periodista local, recibió la noticia a través de un mensaje de texto: "Una colina había aparecido afuera de mi casa. Salí y me quedé estupefacto. Podía ver ese cuerpo gris y redondeado a la distancia, como una ballena gigante nadando cerca de la superficie. Cientos de personas se habían reunido para verlo". Baloch y algunos amigos llegaron a la isla en ayer por la mañana para verla de cerca y tomar fotos. "Es una isla de forma ovalada de alrededor de 90 metros de largo, y se eleva a unos 20 metros sobre el nivel del mar", dijo el periodista. Tiene una superficie irregular formada en su mayoría por lodo, y en algunas partes hay arena. En una zona hay roca sólida, y hasta allí llegaron Baloch y sus amigos. "Había peces muertos en la superficie. Y desde un costado podíamos oír el silbido de un escape de gas", detalló Baloch.




EMPUJADA POR EL GAS 

  Rashid Tabrez, director general del Instituto Nacional de Oceanografía con base en Karachi, dice que la energía liberada por los movimientos sísmicos de estas fallas activa gases inflamables en el lecho marino. "El fondo del mar cercano a la costa de Makran tiene enormes depósitos de hidratos de gas o gas helado con alto contenido de metano. Estos depósitos yacen comprimidos bajo un lecho de sedimentos de entre 300 y 800 metros de grosor", explica Tabrez.

martes, 10 de septiembre de 2013

El mar que secó la Unión Soviética.

Donde antes había peces y barcos hoy solo hay arena, cascos oxidados y esporas tóxicas de ántrax. Dentro de muy poco del mar de Aral, antaño el cuarto lago más grande del mundo, solo quedará el recuerdo. Desde 1960 este mar interior, fronterizo entre las Kazajistán y Uzbekistán, se ha reducido hasta la mínima expresión, después de que Stalin y sus sucesores al frente de la Unión Soviética decidieran que cualquier cosa era sacrificable con tal de convertir los desérticos territorios de Asia Central en un vergel capaz de producir miles y miles de toneladas de algodón.


Vistas satelitales del mar de Aral en 1989 y en 2008
 Para lograr su meta, las autoridades soviéticas diseñaron y ejecutaron una de las transformaciones más ambiciosos que se conocen, de una magnitud solo equiparable al daño medioambiental que provocó. En pocos años se construyeron 45 embalses, más de 80 presas y cerca de 32.000 kilómetros de canales —la mayoría de factura tan deficiente que pierden casi tanta o incluso más agua de la que transportan—. Semejante infraestructura desvía de los ríos Amu Darya y Sir Darya la friolera de 48.000 millones de metros cúbicos al año, dejándo que el lago quede alimentado únicamente por una octava parte del caudal original, cifra que la elevada evaporación reduce aún más.

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